Reiki y perros....

Levantino es un podenco guapo no, lo siguiente.
Levantino llego hace unos años a fenixcan con unos miedos claros hacia el humano, en esa época nuestra permisividad con el voluntariado fue muy generosa, dando paso a un sin fin de personas que quizás con muy buena voluntad muchas y otras con un elevado afán de proyectar sapiencia de curso de verano sobre energías e imposiciónes de manos sanadoras y masajes terapéuticos fueron deteriorando sin querer las actitudes de algunos perros como es el caso de levantino.
Pienso que el maestro de reiki o de omeopatia, terapias alternativas y un harto y basto grupo de experimentadores de energías,  no se prodiga como tal y si emana de forma expóntanea y natural sin ningún tipo de voladura mística proyectada a unos seres que no protestan y Se dejan hacer como son los perros.
Es por ello que el embudo de selección del personal voluntario se fue cerrando de forma natural dandi paso a gente sana y sencilla con un alto grado de humildad y compromiso, dejando a un lado a personas que llegaron a creer adivinar la vida pasada de los perros mediante masajes que lo único que hacían era reforzar los miedos en perros temerosos o incrementar agresividades a inseguros con caricias inapropiadas y fuera de una coherencia enfocada al lenguaje canino.
Sin duda todos  aliviados al no admitir dichas terapias alternativas que respetamos mucho pero quizás con perros muy equilibrados e impartidas por maestros humildes y con grandes conocimientos, pero no por experimentadores de poderes místicos con más de una evidente carencia de personalidad, por lo tanto enaltezco una vez más la naturalidad de un voluntario de buen corazón y que sepa leer el lenguaje corporal de un can en contraposicion al guru de barrio que dice levitar.
Así que según mi punto de vista reiki y perros no, aun creyendo firmemente en las energias de cada uno y es por eso que subrayó has de estar muy equilibrado para tratar y sanar a estos maravillosos animales, en mi caso y de manera particular la sanación interna es mutua y se produce desde la sencillez del respeto, la naturalidad y el fluir de la observación.